Los olores de Madrid

Hace unos años el diario gratuito 20 minutos hacía una encuesta a gente diversa a las que repetía una serie de preguntas. Una de esas preguntas era algo así como ¿a qué huele Madrid?. Las respuestas eran variopintas y muy tradicionales en general: a churros, a bocata de calamares, a humo...

Para mi Madrid debería a oler a lo de siempre, incluyendo el nuevo aporte de los miles de vehículos diésel que nos hacen reventar con nuevas alergias. Pero hay otro olor, también tradicional, que se extiende como la peste sobre todo desde rincones tranquilos y apacibles hasta el resto de la ciudad: la orina de perro.


No sé si se habrá incrementado en mucho el número de perros los últimos años pero ahora lo noto muchísimo mas. Es curioso que esté muy mal visto que una persona orine en la calle y tenemos una permisividad tremenda con los perros, teniendo en cuenta que entre sus costumbres está la de repartir la orina para molestar a cuanta más gente mejor. 

Si tienes estómago suficiente, baja la vista al suelo y observa todas las esquinas, bases de farolas, de paredes, de semáforos y demás. Todo está en un estado penosos de oxidación y descomposición. He visto farolas desplomarse en vendavales  por estar totalmente corroídas en su base. Sí, has acertado, son las meadas de los perros, el mejor amigo de algún hombre. Dicho hombre se las podía llevar a su casa en una botellita y así no desperdiciar nada de dicha amistad. Además, es peculiar el comportamiento del individuo paseador de perros que consigue que su animal no orine nunca en las proximidades de su vivienda cuando no tiene ningún problema en que orine en las puertas de sus vecinos.

El perro convierte a su dueño habitualmente en un Jeckill y Hide peculiar. Por un lado son bondadosos y amantes de su animal y por otro son irrespetuosos e insociables con el resto de las personas. A golpe de prohibición y multa se ha conseguido que recojan las caquitas para ellos e inmensas deposiciones para los demás en bolsitas que pagábamos todos los madrileños, al igual que las famosas motocacas. Los comportamientos con las bolsitas son muy curiosos:

  • Todos llevan la bolsita amarradas a la cuerda del animal.
  • Muchos de ellos usan la bolsita cuando hay gente mirando.
  • Unos pocos usan la bolsita siempre que el animal defeca aunque no haya gente en los alrededores.
  • Unos cuantos se deshacen de la bolsita de forma un tanto peculiar, como es tirándola detrás de muros, aunque dichos muros sean de patios de colegio.
  • Casos en los que no se usan bolsitas habitualmente son los parques y zonas donde la vegetación o arena oculta los tesoros sin importar mucho si es zona de recreo de otras personas o incluso parques infantiles.
¿A qué huelen los pequeños parques que salpican nuestra ciudad? En primavera, en un esfuerzo soberano de la vegetación a parque, verde y flores, el resto del año huelen a meados de perro.

Otra acepción del jeckillhideismo del paseador de perros es que suelen ser personas afectuosas y educadas hasta que se les informa sobre su conducta incivilizada de llenar las ciudades de excrementos de sus animales. Se suelen convertir en bestias feroces vengativas. Reproduzca este experimento con ciertas precauciones por el riesgo que conlleva, el resultado puede ofrecer ligeras variantes:

-Experimentador (E): Perdone, podría evitar que su animal se mee en mi puerta.
-Individuo observado (IO): Es que el animalito... además son dos gotas...
-E: Pues si no le importa límpielas usted, que luego apesta y orinarán los siguientes veinte perros que pasen por aquí.
-IO: ¡Las va a limpiar su p... m.....,! ¡Pues si que se molesta por una meadilla de nada el g..........!
-E: Sepa que es ilegal y tiene su castigo.
-IO: ¡Pues denúnciame tonto de los c......! (Actitud amenazante -> peligro de la integridad del experimentador).
-E: ????????????

Como resultados podemos destacar:

  1. Si el experimentador ha optado por retirarse, habitualmente salva su integridad física. En algunos trágicos casos dos animales (uno de dos y otro de cuatro patas) han atacado al mismo tiempo.
  2. El experimentador en un futuro próximo va a apreciar un aumento significativo de orín en su puerta y algunas deposiciones de considerable tamaño.
  3. El experimentador pierde temporalmente su esperanza en la raza humana.
  4. El individuo observado se va orgulloso de haber reprimido una conducta opresora e intransigente contra los pobres animales.
Los perros únicamente tienen la culpa de ser seres vivos con necesidades fisiológicas. El resto es culpa de personas asociables con un alto grado de irresponsabilidad.

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