Dstage - Mis estrellas Michelín

Sabor, sabor y sabor en una línea argumental totalmente libre

Teníamos muchas ganas de ir a este sitio, lo conseguimos en octubre de 2017. Casi dos años intentando alguna ocasión especial hasta que pudimos en nuestro aniversario (reservando con meses de antelación). Cuando esperas tanto puedes salir muy defraudado o muy satisfecho, como fue el caso.
Desde el principio todo el entorno te lleva a estar a gusto. Música agradable, entorno cálido, servicio encantador. Se comienza en el bar, con un primer plato sorprendente, en nuestro caso el boquerón presumido. De ahí se pasa a la cocina, a la vista, donde el propio Diego Guerrero te recibe con una sorpresa-concurso. Es un encanto de persona, presente durante todo el servicio y es hipnótico ver como trabaja y lo observado que es por sus cocineros. Estábamos muy cerca, comentamos varias veces con él cosas y lo que comprendí es que vive por y para su restaurante y darte el servicio que considera mejor. No intenta engañar por ningún sitio salvo en sus afamados trampantojos.
Toda la comida fue un recreo de sabores y sensaciones. En este tipo de sitios siempre intento encontrar una línea argumental, pero en este caso era sorpresa y sabor siempre, por lo que lo comenté con él y me dijo que esa era su idea: la libertad. Y lo demuestra en su trabajo. 
Los postres sorprendentes si hablamos de vinagre, cebolla, ajo, zanahoria. Impresionantes. Además, como era nuestro aniversario nos hicieron una bonita sorpresa.
Sobre el servicio, son gente muy joven para lo bueno y para lo menos bueno, Implicados y agradables. A pesar de su juventud nos sorprendió la sumiller, con conocimiento, trato muy bueno y nos caló perfectamente para ofrecernos los vinos. Tomamos por copas porque el maridaje de 8 copas nos pareció un poco excesivo. Nos hizo una especie de medio maridaje muy bueno y apropiado para cada uno de nosotros.
Mencionaré que al mismo tiempo que nosotros llegó un grupo donde uno de ellos era el típico que iba sin ganas y a fastidiar, el típico toca gónadas por decirlo de alguna manera. Ya en el aperitivo, nada más entrar, soltó algo así como: "yo quiero comer ya, he venido a comer, quiero ir al comedor" y no dejó de decir cosas similares durante toda la comida para vergüenza de sus acompañantes, que lo pasaron fatal. A los que estábamos alrededor también nos fastidió bastante. Lo digo porque me gustó mucho como reaccionaba el servicio, con mesura, educación e intentando agradar aunque semejante individuo no lo mereciera.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mis 6000 km en bicicleta eléctrica Wayscrall de Norauto

Mis primeros 500 km en bicicleta eléctrica

Parábola de la escalera en XLSemanal